Vivencias de un cierre de Congreso y un carnaval nacional

por Andrés Camilo Vega

Son las seis de la mañana y suena el despertador, tenemos una mañana fría y lluviosa en la ciudad de Ibagué. Un baño y un chocolate con buñuelo sería todo antes de salir a la Universidad del Tolima a buscar un bus que nos transportará hacia Cajamarca (Tolima): con suerte corrimos que la Asociación Nacional Sindical de Trabajadores y Servidores Públicos de la Salud y la Seguridad Social Integral y Servicios Complementarios de Colombia (ANTHOC) de Tolima prestara un bus para las y los estudiantes. Ya arriba de él cogimos el camino hacia las 8:30 AM, pero no por mucho tiempo duró la dicha ya que en el Centro de Atención Inmediata (CAI) de la Policía Nacional de Boquerón (Ibagué), la Policía nos paró e hizo una requisa bastante exhaustiva a estudiantes y al bus, con verificación de documentos. Sin encontrar gran detalle proseguimos el camino lleno de curvas, niebla, lluvia y vegetación, una hora fue necesaria para llegar al destino acordado.

Ya en Cajamarca nos dirigimos hacia la vereda La Estrella, ubicada más arriba por la carretera yendo hacia Armenia, una caminata de 40 minutos aproximadamente por un costado de la carretera mientras buses, jeps, carros y mulas pasaban por nuestro lado. A lo lejos, un trancón de mulas, más cerca se veía la marcha, todas las personas que participaron en el Congreso Nacional de Tierras, Territorios y Soberanías, todas listas para marchar en contra de la explotación minera en el municipio presente y en cualquier parte del país que se quiera hacer explotación a gran escala por transnacionales mineras como Anglo Gold Ashanti en este caso. Ya sumergidas en la marcha hacia las 11 de la mañana y preguntando lo acontecido en la ciudad de Cali fuimos avanzando por el carril derecho de Armenia a Cajamarca, dejando el otro libre para carros.

En el transcurso, muchas cámaras, videocámaras, pocos policías, muchos canticos o arengas rechazando la explotación minera y el gobierno de turno, mientras se veían pasar los ojos observantes de los viajeros y después las tres chivas que traían al grupo de indígenas del Cauca, tanto adentro, arriba como a los lados de ella, adornadas con sus bastones de guardia. Mientras que al ritmo de los tambores del Pacífico, exactamente de participantes de Buenaventura, se iba yendo la marcha o carnaval de alegría y lucha. Llegando al casco urbano los habitantes del municipio se acercaron a ver la marcha con sus cámaras en mano, como si fuera un desfile de reinas, sus miradas atentas a cada paso que se daba de la marcha, la cual en un punto ocupaba un largo de ocho o diez cuadras.

Dos horas después llegamos a la plaza pública del municipio en donde concluyó la marcha y se dio inicio al programa de cierre del Congreso que se realizó en la ciudad de Cali (Valle del Cauca) de Tierras, Territorios y Soberanías. Las personas asistentes tomaron asiento en el parque o en los alrededores de él adornándolo con las pancartas o trapos de las diferentes organizaciones y mingas departamentales.

Tras un descanso, un poco de hidratación y haber escuchado el cierre y las conclusiones del evento de Cali así como a los cajamarcunos de Ecotierra dando su agradecimiento por el apoyo total que el Congreso dio a la marcha, nos dirigimos a tres cuadras del parque para ir a un almuerzo comunitario en donde disfrutamos de un delicioso sancocho sin importar que el plato fuera un pocillo, una botella de gaseosa desechable o cualquier vasija plástica, sin cubiertos eso sí. Allá se veía algo hermoso y era la diversidad de colores, acentos y culturas que se encontraban allí reunidas.

Después de haber almorzado nos dirigimos de nuevo hacia el parque en donde un grupo de personas bailaban en su centro y otras alistaban sus maletas para ir rumbo a sus hogares. Mientras esperamos y reposamos el almuerzo, el grupo de estudiantes de la Universidad del Tolima abordamos el bus a las 4:30 pm para volver a Ibagué con la experiencia vivida.

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