Los procesos organizativos en Huila. «Por la defensa del territorio, la comunidad y la vida»

Del 19 al 28 de julio pasado, Carlos Igea, miembro de la Red de Hermandad y Solidaridad con Colombia (Redher), visitó diferentes procesos organizativos y sociales en el departamento del Huila. A continuación el recuento de lo sucedido durante aquel viaje.

Por: Carlos Igea

Red Proyecto Sur

Después de seis horas de viaje desde Bogotá llego a Neiva, capital de Huila, una ciudad con 337.000 personas aproximadamente, situada en una planicie a 442 msnm que alcanza los 40ºc. con facilidad en agosto, sobre el margen oriental del río Magdalena. En la terminal de buses me espera Wilson; con casco en mano y en motocicleta me acerca hasta la casa-oficina que la Red Proyecto Sur tiene arrendada en el barrio de Santa Inés. Allí conozco a Gustavo, Andrés, Darwin, Cindy, Leidy, Duber y Wilmar quienes me esperan para darme la bienvenida y poner un pollo frito encima de la mesa que pronto nos disponemos a comer.

Este puñado de jóvenes, (unos veinticinco en total) en su mayoría graduados de comunicación social, llevan tres años organizados en un equipo de trabajo llamado Red Proyecto Sur, que también existe en Tolima y Bogotá. No reciben financiación pública y todo lo necesario para funcionar como colectivo lo aportan de sus bolsillos. Su intención es seguir trabajando política y organizativamente después de haber terminado la universidad, seguir siendo activos socialmente y seguir soñando con transformar diferentes realidades. Como punto de partida han elegido el asentamiento de Brisas del Venado, una barriada en las afueras de Neiva habitada por desplazados del conflicto armado colombiano.

Salimos a la calle después de almorzar y esperamos que un taxi nos acerca hasta la barriada de humildes casas construidas con tablas de madera en su mayoría y rematadas por un tejado de zinc. Son 1160 personas, distribuidas en dos sectores, que ocuparon estos terrenos baldíos para empezar una nueva vida cuando tuvieron que abandonar sus lugares de origen. Pero las tierras son propiedad de alguien que no quiere que ellos continúen allí, por lo que recientemente sufrieron un intento de desalojo por la fuerza pública y aunque resistieron y la Policía desistió de la diligencia, por ahora la situación parece estar más tranquila. De hecho la Alcaldía de Neiva acercó la red eléctrica, sin que exista todavía saneamiento básico ni pavimentación de vías.

Allí los jóvenes de la Red Proyecto Sur acompañan a la población. Han puesto en marcha un taller de costura con las mujeres, realizan actividades lúdicas y educativas con niños y niñas, organizan el trabajo en el lote de la huerta comunitaria pensado también para construir una piscifactoría que pueda proporcionar alimentos a quienes participen en el proyecto. Realizan talleres con adultos en dónde muestran vídeos de la realidad colombiana (el día que yo estuve proyectaron un documental del periodista Hollman Morris sobre los indígenas del Cauca), leen artículos de prensa y debaten ideas políticas y sociales intentando fortalecer el tejido social y las relaciones con la comunidad. Todo esto lo hacen sábados y domingos, dedicando su tiempo libre a personas en situación de desplazamiento que en su mayoría viven en la pobreza.

Coordinador Nacional Agrario (CNA), San Agustín

Salgo todavía de noche hacia la terminal de Neiva para llegar a Pitalito. El viaje es largo y empiezo a sentir el frío de la mañana a medida que ascendemos. Me esperan Oscar, Nadia, Diana y otro Oscar, jóvenes voluntarios del CNA, para llevarme a San Agustín, población de unos 30.000 habitantes ubicada a 1.730 msnm. La carretera serpentea entre las verdes montañas que dan vida al río Magdalena, en el Macizo colombiano y seguimos subiendo. Empieza a llover y el clima se torna terna fresco; después de 45 minutos por fin llegamos a San Agustín, aquel afamado pueblo gracias al Parque Arqueológico, uno de los más importantes de Colombia.

Estando allí atravesamos el pueblo para llegar a una casa con un gran salón que funciona como lugar de reuniones y otros eventos. Está repleto con alrededor de 60 personas provenientes de 10 veredas: La Argentina, Osoguaico, La Estrella, El Rosario, Cinco Veredas, Santa Mónica, Arauca Uno, Alto Novijo, Arquedia y Sevilla, reunidas por la defensa de los acueductos comunitarios, el agua y el territorio.

Las comunidades se organizan en red para defender el uso del agua como un derecho y no como una simple mercancía. El gobierno por su parte ha venido concesionando extensiones de territorio a las multinacionales que llegan al Huila para realizar actividades extractivas en las que el agua es imprescindible. Las personas temen, por lo tanto, que el control de las fuentes hídricas pase a manos de las empresas, quienes pueden contaminar los acueductos locales.

Esta reunión es un paso más en el proceso organizativo de las veredas para resistir a la privatización del agua y al despojo de la tierra. Después de la oración, bienvenida, saludo y presentación, el CNA proyecta un video en donde contextualiza la problemática del agua a nivel mundial, procede a la lectura del informe del 4° Encuentro Nacional de Acueductos que tuvo lugar en Pasto para informar a los campesinos de lo que está pasando a nivel nacional, en seguida Oscar, con una presentación de Powerpoint, nos explica la legislación acerca del agua y como ésta puede servir para alcanzar nuestros derechos, ya que la Ley 142 (de 1994) «reglamenta la prestación del agua a tres niveles: estado, empresas privadas y organizaciones comunitarias; y el Consejo Nacional para la Política Económica y Social (CONPES) determina que la mejor agua debe ser para el país. Estos son dos puntos que nos favorecen en la exigencia de nuestros derechos» comenta Oscar. “Además, según la encuesta de Calidad de Vida realizada por el DANE (Departamento Administrativo Nacional de Estadística) en el año 2010 el total de cobertura de acueductos en áreas urbanas era del 95,9%, pero en el área rural esta cobertura solo llegaba al 57%.de los hogares; a todas luces niveles inferiores a las metas planteadas por el Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial. Tenemos derecho a exigir» puntualiza Oscar. Por la trabajamos en mesas temáticas (organización, comunicación, legislación) entre los y las presentes antes de poner fin a la reunión y regresar a Pitalito.

Coordinador Nacional Agrario (CNA), San José de Isnos

Por la mañana me llevan en coche hasta San José de Isnos, municipio de unos 30.000 habitantes ubicado en el sur-oeste del Huila a 1700 msnm, en el corazón del Macizo colombiano, área que alberga gran parte de la diversidad biológica y ecológica del planeta y una gran riqueza paisajística. Me espera Silvio, único representante del CNA en el pueblo. Tenemos tiempo para ir a visitar en moto, el parque arqueológico del Alto de las Piedras a 7 kilómetros del pueblo; aunque llegamos tarde para ver el más importante Alto de los Idolos, tenemos una cita en la radio comunitaria de San José para hablar del trabajo del CNA y de la Redher. Trás el almuerzo Silvio me lleva a visitar algunas fincas. El municipio refleja la prevalencia de los sectores agrícola (42% del área productiva) y pecuario, aunque los procesos son fundamentalmente artesanal (trapiche, hornilla panelera); en la región los cultivos principales que cubren las montañas son los de caña panelera (aporta el 78% de la producción agrícola municipal), café, frijol, plátano, yuca y árboles frutales.
Antes de la reunión con los campesinos, Silvio me acerca a una hornilla panelera donde aprendo como se obtiene este dulce. Y en la reunión, un buen número de pequeños productores de café se presentan y escuchan a Silvio explicar el trabajo del CNA y animar a los presentes a organizarse, a no estar solos en su lucha por mejorar sus condiciones de vida. Los cafeteros se quejan del monopolio de la Federación de Cafeteros para la exportación: «todo el grano debe pasar por ellos… ellos viven bien, tienen casas grandes, buenos carros, y a nosotros apenas nos queda para sobrevivir», lamenta uno de ellos. «Los precios los ponen en la bolsa de Nueva York y eso nos afecta enormemente. Nos dicen la cantidad que debemos sembrar y juegan con los precios, pero los cultivos no se ponen de un día para otro» aseguran. «Organizarse en Colombia significa jugarse la vida, te dan plomo» explica un tercer interventor. El tejido organizativo en San José es casi nulo. Silvio tiene mucho trabajo por hacer porque se puede atisvar cierto sentido de resignación, cansancio y miedo a organizarse. Tras la reunión, ya de noche, regreso en bus a Pitalito.

Algunos procesos en Pitalito

Pitalito es una población de unos 100.000 habitantes, se localiza a unos 188 km de Neiva, en el sur del Huila, a 1.318 msnm, sobre el valle del Magdalena Medio y en el vértice que forman las cordilleras central y oriental. Paso el día con Jader, joven voluntario del CNA que, en su moto, me enseña diferentes organizaciones sociales de Pitalito. La primera que visitamos es la Asociación Manos Productivas que ha puesto en marcha el proyecto de huertas urbanas. En 2009, 25 familias pertenecientes a población desplazada y vulnerable de Pitalito se organizan con el fin de instalar una planta productora de orellanas u hongos comestibles; ellas y ellos se reparten el trabajo en las huertas, trabajan comunitariamente el terreno, recogen el producto, (todo orgánico) y se lo reparten. La filosofía que está detrás de su trabajo es la soberanía alimentaria. Tienen proyectado crecer, comprar otro lote de terreno y ampliar el existente. «Es una forma de crear tejido social y a la vez, alimentarnos sanamente» comenta María Eugenia Muñoz, su presidenta.

Nos vamos a FUNAMI, Fundación Familia Mujer Infancia. «Esta organización social se basa en el voluntariado; somos 25 jóvenes y 10 adultos, a los que se añaden un grupo de 15 mujeres en Garzón, pueblo cercano a Pitalito. Desarrollamos brigadas socio-mbientales en barrios populares de la ciudad, nos acercamos a los sectores más vulnerables, llevamos médicos y peluqueros, por ejemplo, además de limpiar las calles y parques. También ponemos en marcha el Carnaval Surcolombiano de Artes y Colores por la Paz, del 5 al 10 de diciembre, encuentro intercultural donde el público puede disfrutar de la danza, música, teatro, desfiles de carrozas y comparsas, malabaristas, conferencias, cine foros educativos, conciertos… todo en el marco de la celebración de los Derechos Humanos. Además de organizar este evento, realizamos un taller de confección con mujeres en Garzón, proyectamos cine de barrio con temas sociales, dándole su posterior debate, y trabajamos con la red juvenil Luna Verde temas ambientales y socio-culturales para fortalecer el voluntariado» explica Faiver Cadena Luna.

Para terminar la jornada nos desplazamos cerca de San Agustín para visitar la finca agroturística de la asociación de productores de abono orgánico compostado PAOCOS, organización constituida legalmente desde el año 2002 que tiene por objetivo ser un modelo de sostenibilidad y un ejemplo empresarial basándose en parámetros sociales, culturales, ambientales y de respeto por las diferencias. El programa «Huila sin basuras» hizo entrega de 2.600 canecas a cada uno de los hogares de San Agustín, recipientes que serán entregados para el depósito de elementos orgánicos que servirán para la producción de abono. La asociación se encarga de la producción y comercialización del abono, produce metano a partir de los excrementos de los cerdos que les permite tener gas en la cocina y promueve talleres agroambientales para jóvenes. Después de ver la planta de compostaje damos un paseo por la finca y regresamos a Pitalito.

Precooperativa “Los Pinos”, La Plata

Salgo por la mañana hacia el municipio de La Plata, a 1050 msnm, con unos 20.000 habitantes en la cabecera, en las estribaciones de la Cordillera Central, punto de encuentro y cruce de caminos que levantó el interés de los españoles al producirse el hallazgo de minas de plata. Me espera Paola, joven voluntaria del CNA quien me lleva a conocer la Precooperativa Los Pinos, donde me presenta a Nelly Bonilla, su directora ejecutiva. Los Pinos aprovecha, recicla y comercializa los residuos sólidos (plásticos, papel, cartón) desde un compromiso social. También ofrece capacitaciones y talleres de sensibilización ambiental. «Muchas familias han mejorado su calidad de vida; a lo largo de estos 19 años hemos venido luchando porque entre los asociados haya personal técnico, profesional, científico, y encontramos que algunos hijos de las y los recicladores ya son profesionales, algo para nosotros muy importante. Quienes cumples esta labor son en su mayoría mujeres cabeza de hogar que deben responder por varios hijos; ellas tienen que madrugar para salir a recolectar los materiales, y llevar el sustento diario a su familia» explica Nelly. También se vincula a niños y niñas de escasos recursos para que puedan vender el cartón y el papel que recogen en la calle y obtener así algo de dinero.

Asociación Campesina Monserrate (ASOCAM)

Cuando aún no amanece salgo de La Plata para el cerro Monserrate, una pequeña comunidad a donde llego tras hora y media de viaje por una tortuosa carretera. Me esperan Olimpo y Evelia. La mañana la paso viendo fincas y huertas caseras de la mano de Olimpo y en la tarde tengo una reunión con la ASOCAM. Me cuentan que son 28 socios minifundistas del café y que no reciben ninguna subvención por parte del gobierno aunque les apoya el CNA y una pequeña ONG de Derechos Humanos denominada “La casa de la memoria”. Trabajan por la soberanía alimentaria y por mantener los acueductos comunitarios bajo propiedad de la comunidad, pues el agua se recoge de la montaña totalmente gratis y sirve para el uso doméstico y el campo, por esto se posicionan en contra de la posible privatización del agua por parte de Aguas del Huila y la entrega de las fuentes hídricas a las multinacionales de la minería. Como asociación han participado en marchas contra la represa hidroeléctrica del Quimbo y en movilizaciones campesinas en otros departamentos, luchando contra el despojo de la tierra y por la permanencia en el territorio. En la actualidad construyen un banco de semillas nativas para evitar que las patenten las multinacionales, además de otras actividades como el apoyo a la cantina escolar, la organización del día de la mujer, trabajo en la huerta comunitaria, talleres de formación, etc. Me quedo a dormir en Monserrate y por la mañana temprano salgo de regreso a La Plata.

Asociación Ecológica, San Andrés

Me cuesta una hora llegar hasta San Andrés, un antiguo pueblo de indígenas paeces situado sobre una alta serranía de clima cálido. Viajo en taxi público junto a otros pasajeros; la carretera está asfaltada pero la dejamos para tomar una vía sin pavimentar, además de tener que parar un buen rato por un fallo en el vehículo. Visitamos la laguna de San Andrés, paraje natural que provee de agua a la población. La asociación compró la laguna para la comunidad con el objetivo de rescatarla, protegerla y salvar su ecosistema para poder usar el agua en las casas y en el campo, ya que es la única fuente hídrica que existe. Sin embargo, la cantidad del líquido ha disminuido mucho en los últimos años por fenómenos naturales como El Niño, que trae sequía, además del mal uso por parte de algunas personas. Desde que la asociación intervino se han recuperado un poco los ecosistemas y la fauna.

Forman parte de la asociación 9 veredas con un representante de Junta de Acción Comunal y 11 miembros de la directiva (personas del colegio, de las juntas y de las veredas). Su lucha es por la protección del territorio y por retomar el fortalecimiento de la comunidad, ya que, aquí también sienten temor a que Aguas del Huila ponga una planta tratadora para controlar así el recurso hídrico y otorgar su uso a la industria minera. También tienen en mente desarrollar un proyecto ecoturístico, donde pueden ofrecer visitas a la iglesia (donde reconocidos testimonios de curaciones milagrosas atraen a muchos peregrinos que acuden buscando la cura para la visión) y a la Laguna. Regreso a La Plata y de aquí salgo rápido hacia La Argentina a una hora más de viaje.

Asociación Comunitaria del Sur (ACOSUR), La Argentina

En las estribaciones de la majestuosa Serranía de las Minas se encuentra este bello municipio en cuya cabecera habitan unas 5.000 personas y cuyo territorio pertenece a la Cordillera Central. Alfonso, mi anfitrión, es miembro de la Asociación Comunitaria del Sur (ACOSUR), una agrupación de cristianos de base. Es la última reunión a la que voy a asistir en el Huila.

Con el canto «somos pueblo» inicia la reunión, además de la tradicional oración, saludo de bienvenida y presentación de la veredas que han venido (Carmen de la Plata, Pescador, Corinto, 11 Octubre, El Pescado, Belén, Betania, La Argentina, Primavera), se procede a la lectura del acta de la reunión del año pasado y a la lectura del informe económico y de tesorería, y procedemos al debate. Aquí se habla de la casa, un lugar propio, comprado, pero que necesita mejorar sus instalaciones; se habla de la necesidad de planear el futuro y de gestionar ingresos para la Asociación además de tejer lazos con otros movimientos sociales del municipio, puesto que este grupo se considera parte del movimiento social y no es apoyado por la parroquia.


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